Recientemente tuve la dicha de leer los libros «Magic Cleaning», de la escritora japonesa Marie Kondo; y como ha llegado la primavera, y con ella la hora de hacer espacio en el armario para la ropa más ligera, me dispuse a analizar mi guardarropa. Sin embargo, no importa como lo mire, la condición en mis armarios sigue siendo complicada.
Entre ropa, chaquetas y abrigos, mi armario está que no da abasto, y si a ello sumamos que, con cada inicio de temporada, la tentación de ir de compras para renovar el guardarropa a la última moda me resulta irresistible…
Con la nueva temporada llega la necesidad de hacer una buena limpieza al guardarropa. Por desgracia, no importa cuánto limpie mis armarios de la ropa que nadie usa, todavía sigue habiendo mucho allí. Hasta empiezo a sospechar que se reproducen como seres vivos, sin mi conocimiento y consentimiento.
Si eres de los que no se resisten a las compras espontáneas y precipitadas, cuando ven algo que les gusta, seguro entenderás mi situación. Hace algún tiempo vi una chaqueta en la vidriera, y simplemente me enamoré. Me la traje a casa, pero la muy traidora no quiso combinarse con el resto de mi guardarropa, y ahora permanece inactiva. Lo mismo sucede con algunos regalos de abuelos o amigos que no quiero usar, pero tampoco tirar. Cosas que siguen acumulándose sin cesar, pero si se miran bien, más de la mitad no se necesita.
RECICLAJE DE ROPA VIEJA
En la presente edición, ¡Simplemente Genial! trae la respuesta a la tan inquietante pregunta que más de uno se ha hecho: ¿Qué hacer con la ropa vieja que tengo de más en el armario?
Según el método de «Magic Cleaning», la casa se debe limpiar de una vez por todas. El secreto está en deshacerse de todas las cosas innecesarias y organizarlas a tu conveniencia, de forma tal que te sea cómodo manipularlas más tarde. Créeme, después de una sola limpieza con este método, se producirá tal cambio en tu mente, que ya no sentirás deseos de arrastrar más nada que luego te estorbe en la casa.
Los psicólogos dicen que, si no has usado algo durante más de un año, es que no lo necesitas. Esta regla es aplicable perfectamente a la ropa. ¿Pero dónde ponerlas?
La ropa que no se usa puede ser vendida, regalada o simplemente desechada. Una vez intenté la primera opción, pero no tuve éxito, nadie estuvo dispuesto a cerrar trato conmigo. «Bueno, ¡Yo misma no compraría nada de mis manos!» Y con eso me consolé.
Mi amiga Sophia también trató de vender sus cosas, y terminó regalándolas a personas más necesitadas. En Internet, encontró grupos especializados como: «Lo daré en buenas manos», y escribió un anuncio: Daré cosas gratis (muchas) en excelentes condiciones. Preguntas por privado. «¡Y aquí comenzó todo!» – dijo Sonia estupefacta.
Muchos le escribieron, en su mayor parte, sin siquiera estar interesados en qué tipo de cosas eran, de qué tamaño y calidad. «¿Puedes dármela a mí?» Era la pregunta más frecuente. Sophia contactó con una mujer, que al principio pidió le llevara todo a su casa.
«No solo le iba a dar una montaña de ropa en buenas condiciones, ¿Todavía quería que se la llevara a su propia casa?» – Contaba Sonia indignada, se había quedado con la boca abierta ante tal situación. Por supuesto que me negué a su propuesta, por lo que ella prometió pasar por en la noche.
© DepositphotosMi amiga recogió dos bolsos con vestidos, suéteres y faldas, e incluso una chaqueta de plumas, y esperó. La mujer llegó tarde en la noche, con la cara disgustada, agarró los pesados paquetes con las cosas y, sin decir una palabra, se fue. No es que tuviera que traer un pastel de chocolate, pero tampoco dijo una palabra de agradecimiento. ¡Mal educada!
Después de 3 días, y para su sorpresa, mi amiga volvió a ver sus cosas, en las páginas del mismo grupo, pero esta vez en la sección «Vender». «¡Bueno, buena suerte! Tal vez su comercio es mejor que el mío…»
A menudo, las cosas que se regalan no se valoran, e incluso terminan maleducando a las personas. «La experiencia personal me ha demostrado: ¡Cuanto más das (incluso a familiares), más insatisfechos se portan!» – Sonia terminó su historia.
Si bien es cierto que algunas personas no saben ser agradecidas al gesto de buena acción que realizas al donar las cosas que ya no te resultan útiles, no por ello esta deja de ser una vía para liberar tu armario.
Además de los grupos en Internet, también puedes llevar las cosas a puntos especiales de colecta para los pobres, como iglesias y monasterios.
También las puedes ofrecerlas a cualquier organización benéfica o institución social (es mejor llamar primero y luego llevarlas): orfanatos y refugios para estadías temporales, hogares para ancianos y discapacitados, centros de asistencia para refugiados: aquí definitivamente encontrarás a alguien que realmente necesite esa ropa y zapatos que ya no usas.
Las toallas, ropa de cama, colchas y mantas usadas se pueden donar a los refugios de animales.
Y bien, ¿Ya comenzaste tu limpieza de temporada? ¿Cómo sueles liberar espacio para las cosas nuevas? ¿Cuál de las anteriores opciones elegirías para dar una segunda oportunidad de uso a tus cosas?
Cuéntanos en los comentarios, y no olvides compartir estas sugerencias en tus redes sociales, para que tus amigos se animen a aplicar el método de limpieza de Marie Kondo… ¡Seguro te lo agradecerán!
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