Athena Orchard, de Leicester, Inglaterra, era una chica dulce y alegre, que amaba el deporte, se ocupaba con gran dedicación de sus 6 hermanas y 3 hermanos. Poco antes de la Navidad, se le diagnosticó un tumor en la cabeza. Nadie sospechaba de su enfermedad, hasta el día en que ella se desmayó en la cocina. El aterrador diagnóstico fue un duro golpe para todos – el cáncer de médula. A la chica le realizaron una operación cerebral de urgencia que duró siete horas, seguida por tratamientos de quimioterapia. Todo esto provocó la caída de sus cabellos y menguó su energía vital, pero no su manera positiva de ver la vida, la que ella mantuvo durante su extenuante lucha contra la enfermedad, hasta el día de su muerte.
Después del funeral los padres empezaron a recoger las cosas de la habitación de la chica. De pronto, al mover el espejo, el papá de Athena descubrió que toda su parte trasera estaba escrita con un marcador. Cuando él comenzó a leer el escrito, las lágrimas no le permitían terminar la lectura. El mensaje que la chica les dejó a su familia, y al resto del mundo, le tocó el corazón, así como a millones de personas.
Este es el mensaje que Athena dejó en el reverso del espejo, antes de morir:
«La felicidad depende solamente de nosotros. Tal vez, la cuestión de encontrarla no está en un final feliz, pero si en la historia misma.
El sentido de la vida – una vida con sentido. La diferencia entre lo ordinario y extraordinario – un pequeño «no».
La felicidad es una dirección, y no el objetivo. Da gracias por existir. Sé feliz, libre, cree, y permanecerás siempre joven. Sabes mi nombre, pero no mi historia. Has oído lo que he hecho, pero no por lo que tuve que pasar. El amor es como el cristal: excepcionalmente hermoso, pero frágil.
El amor raramente se encuentra, la vida es extraña, nada es eterno, las personas cambian. Cada día es especial, vívelo totalmente, ya que mañana puedes descubrir que estás enfermo de una enfermedad incurable. La vida es mala, solo si tú la impulsas a ser así.
Si alguien te quiere, no te permitirá irte, por más difícil que sea la situación. Recuerda que la vida está llena de altibajos. Nunca renuncies a lo que da sentido a tu vida, sin que no podrías vivir ni un día. Quiero ser la chica que hace mejor un mal día, la que puede cambiar las vidas de las personas que conoció.
El amor no está en la frecuencia con que hablas de él, sino en los actos con que lo demuestras. El amor es como el viento, lo puedes sentir, pero no lo ves. Yo quisiera querer a alguien, y abrir mi corazón a esta persona. El amor no está en la persona con quién ves tu futuro, sino en aquel, sin quién ni lo imaginas…
La vida es un juego, y el amor un premio. Solo yo tengo derecho a juzgarme a mí misma.
A veces el amor duele. Ahora yo estoy luchando por mi cuenta. Pequeña, yo siento tu dolor. Mis sueños han sustituido mi realidad. Me duele, pero nada, ya me he acostumbrado.
No te apresures a juzgarme, tú solo ves lo que he decidido mostrarte… No conoces toda la verdad. Yo solo quiero ser feliz, simplemente feliz, sin que me condenen.
Es mi vida, no la tuya, así que no debes preocuparte por lo que hago. La gente te odiará, te juzgará, tratará de quebrarte, pero ¡es tu capacidad de resistir la que finalmente te definirá!
No hay que llorar, porque sé que nos encontraremos muy pronto».
Estas increíbles palabras conmueven hasta el fondo del alma. Аthena era muy sabia para su edad y alcanzó comprender mucho sobre la vida. Según contaba su madre, la chica era fuerte y jovial, poseía la mente perspicaz y le gustaba escribir. Los padres de Athena dicen que conservarán para siempre el espejo, ya que los hace sentir que su hija está junto a ellos.
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