Desde California nos llega la siguiente foto, que muestra a María Mansia, una madre que sostiene fuertemente a su hijo del brazo, a la vez que llora sin contemplaciones… ¡Resulta que, la última vez que la mujer vio a su propio hijo, Steve, este apenas era un bebé de un año y medio!
En 1995, Valentín, el padre de Steve, desapareció de la vida de María, llevándose a su hijo con él. Durante veinte años, la inconsolable madre buscó a su primogénito, sin descanso. La gente simpatizaba con ella, pero casi nadie creía que fuera posible encontrarlo algún día…
Sin embargo, Mansia se negó a rendirse, y después de haber conectado a la policía con el caso, esperó durante años por alguna noticia de Steve.
Todo comenzó en 1995. María y Valentín, su esposo, tuvieron serias peleas. Cansado de discutir con su esposa, el hombre decidió recurrir a las medidas más radicales. Un día, la infeliz señora, después de regresar del trabajo, descubrió su apartamento vacío.
Valentín escapó, llevándose consigo a su niño de 18 meses, así como todos los documentos, e incluso, fotos del bebé. La única foto que le quedó a la madre fue una en blanco y negro, la misma que enviara a su tía poco antes de la traición de su marido.
Durante muchos años, esta constituyó para María el único recuerdo de su hijo. Con esta foto, la mujer fue a la policía, y buscó incansablemente el mínimo rastro de Valentín, tratando de determinar el paradero del pequeño Steve. La madre nunca se separó de la foto.
Recientemente, los guardias dieron con el rastro del niño Steve, quien ya tenía 22 años, y se estaba formando como abogado en México, creyendo que era huérfano. Su padre, Valentín, a juzgar por la información obtenida, había muerto o desaparecido. Una prueba de ADN, realizada con la ayuda de la policía, demostró que el muchacho era en realidad el hijo perdido de María.
¡Imagínate, con qué sorpresa y deleite, el joven se enteró de que tiene una madre y hermanos! María, de la emoción, se echó a llorar, y su hijo perdido limpió cuidadosamente las lágrimas de los ojos de su madre.
Es difícil imaginar lo que sintió María, mientras apretaba con amor a su hijo perdido entre sus brazos. Lo curioso es que, la policía, mientras indagaba sobre las circunstancias de la segunda desaparición de Valentín, descubrió que el hombre todavía está vivo…
Ahora, María y Steve están haciendo una nueva vida. El chico se va a trasladar a una universidad estadounidense, para vivir al lado de su madre, y, al mismo tiempo, conocer su nueva familia. La búsqueda de veinte años de esta mujer finalmente encontró su final feliz.
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