Mi marido comió una gran cena, me llamó y me dijo que quería el divorcio

«Mi marido llegó a casa tarde ese día. Le preparé la cena después del trabajo y le esperé hasta el anochecer. Cuando llegó Andrey, buscó mecánicamente en la nevera y sacó una ensalada fresca. Calentó unas patatas y carne y se sentó a comer. Le miré en silencio, esperando que me explicara por qué llegaba tan tarde hoy», dice Natasha.

Natasha recuerda ese día con ansiedad y resentimiento. Aunque ahora está bien, no puede dejar de pensar en ese día. Al volver a casa, Andrey le comunicó a su mujer la desagradable noticia.

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EL MARIDO LLEGÓ A CASA

«Cuando Andrey terminó de cenar, me llamó hacia él. Dijo que teníamos que tener una charla seria. No tenía energía para hablar, porque toda la noche me estuve torturando con lo que podría haberle pasado a mi marido. Le llamé cinco veces y no contestó. En fin, me dijo que se había enamorado de una chica y que ahora quería divorciarse de mí.

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Después de cinco años de lo que pensaba que era un matrimonio exitoso, cae la noticia en medio de la noche. No pude dormir hasta la mañana. No esperé a que mi marido redactara los papeles y pedí el divorcio enseguida. Empacó sus cosas y se mudó con su amante. La casa se quedó vacía, dejé de cocinar y traté de trabajar hasta tarde para no tener que llegar a una casa vacía.

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Hace un año que no nos vemos ni nos llamamos. Me metí de lleno en el trabajo y conseguí un ascenso. Me dediqué al yoga en lugar de a la cocina, empecé a dejar pasar las cosas poco a poco y casi perdoné a Andrey. Entonces aparece en mi puerta una buena tarde. Parecía triste, pidiendo quedarse conmigo un par de semanas.

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Una visita inesperada

«Preparé un té y tuvimos una larga charla, compartiendo todo lo que había pasado en nuestras vidas últimamente. Andrey confesó que me había echado de menos todo este tiempo, que no podía olvidarme. Por ello, la relación con su nueva novia se había deteriorado, y ella le había dejado por no recibir la atención que merecía. Escuché su historia y me di cuenta de que no quería entablar una relación con nadie más y llegar a conocer a alguien como había llegado a conocer a Andrey durante esos 5 años.

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Él cometió el error de cambiarme por otra persona, y luego se dio cuenta de que no quería cambiar un matrimonio seguro y tranquilo por aventuras con chicas jóvenes. Comparó la convivencia con una mujer madura y autosuficiente con la cohabitación con una nínfula inmadura. Sin ella, no habría sabido lo que se estaba perdiendo. Luego se recompuso y se acercó a mí.

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Ese día me pidió inmediatamente que me casara con él. Llevamos dos años juntos y las cosas van bien. Andrey es muy atento conmigo, nunca se queda hasta tarde y me hace regalos y flores. Desde que nos reconciliamos se ha vuelto aún más cariñoso y atento. Por cierto, no acepté la propuesta. Mientras estemos bien juntos, apreciaremos cada momento. Y es aún mejor así.

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Del consejo asesor

Tras la traición de su marido, Natasha se dio cuenta de lo que significaba la libertad. Cada uno de los cónyuges necesitaba nuevas experiencias. Pero la traición no se puede olvidar. Tal vez Natasha no quiera perder la libertad que ganó tras el divorcio, o tal vez tenga miedo de que el matrimonio lo estropee todo de nuevo. La vida se volverá aburrida, su marido empezará a engañarla de nuevo. ¿Y realmente importa el sello? Lo importante es que los sentimientos sean sinceros y mutuos. ¿Qué opinas tú?

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