Se negó a darle a su suegra un lugar al lado de su marido

Ceder el asiento en el transporte a los mayores se considera una señal de respeto. Sobre todo si se trata de tu suegra, con la que quieres mantener una buena relación. Esto es lo que hizo Anna. Cada vez que ella, su marido y los padres de éste iban a la casa de campo, ella cedía su asiento al lado del conductor. Pero un día la construida relación no fue tan cálida como antes.

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CEDER EL PUESTO EN EL TRANSPORTE

Llevar a los padres al campo

Desde que Anna y Yuri pidieron un préstamo para el coche, los padres de él les piden regularmente que los lleven a algún sitio. Normalmente es a la dacha o al mercado. Esta vez el camino era hacia la dacha de las patatas.

Una de las condiciones a la hora de transportar a los miembros de la familia era que la suegra se sentara en el asiento delantero junto a Yuri. Así podía ver mejor la carretera y a su hijo. Anna nunca se opuso y se sentaba dócilmente en el asiento trasero junto a su suegro.

La indignación de la suegra

Esta vez, sin embargo, Anna no se sentía bien. Estaba mareada y no se sentía bien en general. Cuando su suegra abrió la puerta y empezó a insistir en que su nuera dejara el asiento junto a Yuri, Anna se negó. Explicó que en este momento era mejor para ella estar en el asiento delantero. Así sería más fácil para ella.

La suegra permaneció en silencio durante un par de segundos, y luego respondió a Anna con indignación:
– «Anechka, no puedes hacer eso. Soy mayor que tú y puedo montar donde quiera. No seas testaruda y deja que me siente junto a Yurochka antes de que sea demasiado tarde».

– «Pero escucha…» -intentó defenderse Anna-.

– «¡No hagas eso aquí!» – Interrumpió y se lamentó la suegra. – «Te sientas atrás, como siempre, y no te pasará nada. Eres joven y fuerte, lo soportarás».

– «Mamá», – dijo Yuri por primera vez en mucho tiempo. – «Anna dijo que no se sentía bien. Si te sientas junto a papá hoy, no será tan malo».

Resultado

Al final, la suegra llegó a donde quería ir, pero sólo en el minibús. Su marido, su hijo y su nuera, a los que dejó atrás, siguieron su camino hacia la dacha, para encontrarse una hora más tarde con ella allí. Sin embargo, la suegra sólo hablaba con su marido e ignoraba a los chicos. El rencor reflejado en su cara. ¿Para qué? ¿Por qué? Ni Anna ni Yuri lo entendieron sinceramente.

Incluso después de varias semanas, el resentimiento de la suegra no desapareció. Anna no se disculpó porque no había nada por qué disculparse. Tampoco Yuri, por las mismas razones. Sólo que no estaba claro cuál era el problema. ¿Y por qué tanto resentimiento por una nimiedad como ceder un asiento en el transporte?

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