Burdel de «Auschwitz». A esto eran obligados los prisioneros y prisioneras…

Los hechos acaecidos en los campos de concentración de la Alemania nazi ocupan un lugar en las páginas más tristes y horrorosas de la historia de la humanidad. Y los científicos cada vez descubren más detalles pasados y desconocidos sobre estos campos de la muerte.

Por ejemplo, Heinrich Himmler ordenó establecer burdeles en todos los campos de concentración, como un cruel esquema, diseñado para estimular a los prisioneros más productivos. Hoy te acercamos a uno en particular: El burdel de «Auschwitz».

Los alemanes llevaron a las mujeres a trabajar en burdeles, prometiéndoles un trabajo ligero y pago adicional. Las chicas jóvenes debían servir hasta 20 personas, y pasar 15 minutos con cada una de ellas. El sometimiento también era por la raza: los alemanes solo podían ir con los alemanes, los eslavos con los eslavos. Los judíos y los rusos no tenían permitido tales «placeres».

A los hombres que fueron «honrados» de visitar el burdel se les colocó a la fuerza una crema desinfectante en los genitales, y las mujeres «trabajadoras» fueron esterilizadas.

Además, los supervisores del campamento estaban obligados a monitorear el proceso a través de una mirilla. Los burdeles trabajaban de 8 a 10 pm, en el momento en que los prisioneros regresaban al trabajo pesado. La mayoría de los hombres que supuestamente recibían la recompensa de entrada al burdel simplemente no pudieron usar el servicio.

«Las casas públicas fueron construidas para la humillación. Son otro ejemplo de la crueldad y el cinismo de la Alemania nazi».

Muchos trabajadores preferían obtener pan extra o un plato de sopa extra en lugar de placeres íntimos, pero simplemente no tenían otra opción. Los servicios de burdeles también fueron utilizados ilegalmente por soldados regulares y guardias de campos de concentración, según las confesiones de las chicas que trabajaban allí.

Después de trabajar en el burdel, las mujeres solo recibían pan en el campamento, y solo algunas sobrevivieron a la guerra. Sin embargo, se sabe muy poco acerca de sus destinos futuros, y es poco probable que ellas mismas hablen de lo que les sucedió. Lo principal es que sobrevivieron, porque no tenían opción: o trabajar en un burdel o morir en una cámara de gas.

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